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domingo, 25 de diciembre de 2016

APARICIONES FANTASMALES EN LA COLONIA DE SANTA EULALIA. ALICANTE.


Aunque no muy conocida por su relación con el mundo de lo sobrenatural, la provincia de Alicante cuenta con algún enclave en los que una serie de hechos tenebrosos de un pasado ya remoto, dejaron una huella maldita que se ha materializado en la aparición de fantasmas y fenómenos paranormales que, a más de uno, ha causado una gran impresión. Uno de estos lugares es, sin duda, la Colonia de Santa Eulalia, situada entre los términos municipales de Sax y Villena. 

No son pocas las veces que estos seres del Más Allá se han dejado ver, fotografiar e incluso grabar por todos aquellos que han tenido la suerte, o la desgracia, de pasarse por allí, para ser testigos de unos hechos sobrenaturales ocurridos como consecuencia de unos hechos en los que se mezclan el amor, lo celos, el alcohol y el desenfreno. 

A finales del siglo XIX se produce la llegada de doña María Avial Peñas y su marido, el Vizconde de Alzira a los Prados de Santa Eulalia. La mujer era hija de un indiano que se había hecho rico en Cuba, y por eso pudo permitirse dotar a su joven hija con la nada irrisoria cantidad de 18 millones de pesetas, dinero que fue invertido para crear la empresa que explotaría la propiedad del Conde de Alcudia, don Antonio de Padua.



La riqueza de la pareja pronto se hizo evidente para los vecinos del lugar. Alrededor de la mansión se construyeron casas para los colonos que hasta allí llegaban para probar fortuna, pero también un teatro, tiendas, una oficina de correos, una estación de tren, bodegas y una fábrica de harina, rodeado por bellos jardines, fuentes, y estanques. Pero por encima de todo, destacaba el extraño palacete del Conde de Santa Eulalia, el cual tenía doce dormitorios, un gran salón, una biblioteca y un bello despacho, pero en el que destacaba, por su compleja interpretación, la presencia de unos relieves que representaban a unos ángeles sin alas y con los brazos extendidos, a cuyos pies se amontonaban un conjunto de individuos sacudidos por todo tipo de pasiones. 

Desgraciadamente el amor no duró para siempre, porque pronto don Mariano de Bertodano se ganó el odio de su esposa, la vizcondesa doña María, enamorada del conde don Antonio de Padua, y por eso las desavenencias acabaron estallando, por lo que el pobre Mariano terminó marchándose, dejando a la Condesa en compañía de su amante y al frente de la colonia de Santa Eulalia. Pronto la hacienda empezó a prosperar; el casino, la licorería y el teatro empezaron a inundarse con todo tipo de personas que buscaban diversión a costa de una pareja que decidió disfrutar de la vida sin límites. 


La pasión, la música, el juego y el alcohol se prolongaban hasta el amanecer, pero los que se quedaban en el palacio pronto empezaron a experimentar sensaciones extrañas que no parecían tener explicación. Curiosamente, en unas excavaciones recientes se demostró que el palacio había sido construido sobre un antiguo cementerio de época andalusí.




Según cuenta la leyenda, un día, el esposo de la Condesa decidió regresar a su hogar, para ver en que se había convertido su anterior tranquila colonia, pero una vez allí no pudo evitar caer bajo el hechizo de su renovada esposa. Una noche, el Conde decidió jugarse parte de su fortuna en el casino, pero la suerte no le acompañó y por eso ahogó sus penas en el alcohol. Desesperado, salió al jardín, con tan mala suerte que cayó en una de las fuentecillas quedando la parte superior de su cuerpo sumergida en el agua, hasta encontrar la muerte. 

Desde entonces, todas las familias que han vivido en la Colonia han quedado separadas por uno u otro motivo, y es más, son muchos los que siguen sintiendo la presencia de lo sobrenatural en una zona que se ha convertido en un punto de referencia para todos los amantes del misterio.



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